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sábado, 13 de febrero de 2010

¡Como no te voy a querer! (Pumas - Real Madrid)


(Méx) PUMAS UNAM 1-0 REAL MADRID (Esp)

MADRID.- Ganamos. Quién lo hubiera pensado, el martes por la mañana mientras veía banderas azul y oro en la fila del estadio para comprar los boletos o a los aficionados mexicanos que deambulaban por las principales calles y andenes de algunas estaciones del Metro para llegar a la Puerta del Sol, el corazón de Madrid, e invocar una victoria para los Pumas esa noche. Porras turistas que aprovechaban la visita guiada por el Santiago Bernabeu y contrastaban con el bajo interés de los madridistas en este partido. A fin de cuentas, ¿quiénes son los Pumas?, preguntan aquí.

Ganamos, pero no me refiero sólo al encuentro.

El laberinto de escaleras del Bernabeu, que había dispersado a la escasa afición mexicana hacia los lugares comprados de última hora, no impidió que la mancha azul y oro tras la portería norte se hiciera notar. Allí estaban, indómitos, el torso desnudo y lentes oscuros, los casi 100 integrantes de la Barra Rebelde de los Pumas que sostienen el puño en alto, como la hormiga sentada delante del elefante para taparle la visión, mientras entonaban una cacofónica versión del himno de la UNAM, como si de veras pudieran acallar la voz de Plácido Domingo que resonaba en los altavoces del estadio con el himno del Real Madrid. Por lo menos, fueron escuchados por unos pocos madridistas que, a lo lejos, portaban una pancarta gigante que decía: "Hugo, bienvenido a tu casa".

Pero estaba claro que esa noche, por lo menos en lo que a gritos tocaba, ganarían las mil o 2 mil gargantas mexicanas (¿quién las quería contar?) que se desgañitaron a lo largo y ancho del estadio coreando goyas y festejando el repertorio de mentadas que la Rebel le dedicó durante todo el partido a las eclipsadas figuras galácticas.

"Yo soy puma desde que estaba en la cuna....", cantaba la Rebel desde que ocupó la tribuna.

La Rebel y los que dejamos nuestros asientos en otras zonas del estadio para venir a brincar con ellos trajimos nuestro Goya desde Ciudad Universitaria, no desde El Prado. Esta noche, lo único que identifica el graffiti sobre tela que es la manta de la Rebel con las corbatas de Hugo Sánchez, Aarón Padilla y compañía son los colores.

Mientras la garra Puma le aguaba el debut como técnico a José Antonio Camacho -compañero de Hugo en aquel equipo merengue de hace 19 años-, la Rebel intentaba lo propio con Michael Owen, aunque ni cuenta se dio. Pero como si las entendiera, las puyas fueron subiendo de tono: "¡Owen, compadre, la puta de tu madre!", coreaban cada que el exniño maravilla del Manchester United intentaba algo.

Zidane, Helguera y Figo tampoco se salvaron. Para el segundo tiempo, cuando entraron de cambio, la Rebel se cebó en el portugués: "¡El Figo es un maricooooón!".

Describir la euforia Rebel como un desmadre sería hacerle poco mérito. Pero bueno, nadie cruza el charco para ver el juego como un aficionado sueco: sentadito y calladito. Al fin y al cabo, la única diferencia práctica entre el estadio Olímpico México 68 y el Santiago Bernabeu es que jugamos de visitantes. "Cómo no te voy a querer...".

Los aficionados del Real estaban ya para ese momento rojos, no sé si de vergüenza, de ira o del olor a mariguana de nuestra tribuna. Caricúlico y coñodiciente, un español indignado se levantó de su asiento y le gritó: "Mira, si quieres apoyar a tu equipo hazlo, pero con decoro. ¿Qué es eso de meterse con su madre?", dijo furioso y a punto de irse a los golpes contra el de los brackets, que no paraba de mentársela al inglesito. La respuesta del chavo fue una sonrisa: "Mil disculpas, señor", y continuó: "¡El Figo es un maricooooón!". Caradura, pues, pero se entiende: aquí las coronas cuestan 10 veces más que las victorias en CU, así que la exultación es en seco. A partir del minuto 69, el Santiago Bernabeu no se la acabó. El golazo de Israel Castro nos enloqueció a todos. El "Dale, dale, dale campeooooón" ya no paró. Tampoco el sufrimiento: la barra Puma se estrujaba y gritaba con horror cuando el Real Madrid tenía una llegada que amenazaba con romper el encanto reflejado en la enorme pantalla del Bernabeu, que decía que le íbamos ganando al que se anuncia como el mejor equipo del mundo, pero ahora sólo es el equipo con más dinero del mundo: el Real Madrid.

¿Que quiénes son los Pumas, preguntaban? Ahora ya lo saben los madridistas: es el campeón de Méjico, que aquí no sólo lo escriben, sino que también lo dicen con jota. Xoder.

El árbitro también se llevó lo suyo desde que decidió agregar tres interminables minutos y hasta el final del partido, cuando apareció en la pantalla el escudo universitario y un letrero que decía: "Pumas Campeones del trofeo Santiago Bernabeu". La barra se desbordó cantando: "Cómo no te voy a quereeeeer, si mi corazón azul es y mi piel dorada, siempre te querreeeeé".

Con el trofeo en las manos, jugadores y Rebel entonaron el rugido puma:

"Goooooya, goooooya, cachún cachún ra-rá, cachún cachún ra-rá; goya... ¡Universidad!"

El estadio que ya comenzaba a vaciarse se estremeció ante el grito.



Video La Rebel en el Santiago Bernabeu



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